Durante los días 16 al 20 de enero, más de 60 sacerdotes de la Diócesis de Cúcuta realizaron sus retiros espirituales anuales en el municipio de Pamplona, en la casa de retiros Nazareth, la cual ha brindado este espacio para la experiencia espiritual. En esa semana compartieron espacios de oración, meditación, reflexión, silencio y confesión, que los fortalecieron para continuar durante este año, ejerciendo su ministerio sacerdotal, con el deseo de santificar al pueblo de Dios, trabajar pastoralmente y contribuir con la caridad de Cristo.
Según el Derecho Canónico, en el canon 276, los sacerdotes: “Están igualmente obligados a asistir a los retiros espirituales, según las prescripciones del derecho particular”; es decir, es un compromiso adquirido desde el día de la ordenación, participar por lo menos una vez al año de este espacio que les beneficia en la dimensión humano espiritual del ministerio que ejercen; además, desde la concepción de la teología espiritual, el sentido de estos ejercicios espirituales, tiene que ver con los momentos, que están descritos en el Evangelio, en que Jesús se apartaba a lugares solitarios para orar al Padre Celestial, lo que le representaba un fortalecimiento de su relación con Dios Padre y su claridad con la misión mesiánica que debía realizar. Por eso es de suma importancia que quienes han recibido el segundo grado del orden sacerdotal, tenga anualmente esta experiencia de fortalecimiento en el Espíritu y de renovación espiritual.
Cada año, un sacerdote u obispo de otra jurisdicción eclesiástica, es el que imparte los momentos de reflexión de los retiros anuales del clero, que siendo especialista en un tema concreto, ofrece las orientaciones que son el centro de los momentos de reflexión y meditación del horario que siguen durante los días escogidos para “apartarse”. Este año, fue invitado fray Nelson Media OP, que estuvo acompañando el primer grupo con la temática: La parresía. Al preguntarle al sacerdote dominico acerca del significado de este término afirmó que: “Hace referencia a la franqueza y libertad para expresarse especialmente cuando se sabe que el mensaje que uno debe decir puede resultar incómodo o contrario a las modas o ídolos de este mundo. Es una característica muy bella de los profetas y de los apóstoles, según nos cuenta la Escritura, y sin duda es también una cualidad siempre necesaria a nuestros presbíteros, llamados a predicar la Buena Nueva en las más diversas circunstancias, muchas veces en contradicción de los estándares de este mundo”.
Agradecemos a todos los fieles que durante estos días han ofrecido en las eucaristías, las intenciones del Santo Rosario y su oración personal por la santificación de nuestros sacerdotes. Y les invitamos a continuar con esta actitud, acompañando también espiritualmente la próxima semana al grupo restante de presbíteros de nuestra Diócesis que también vivirán esta experiencia.